Violencia Infantil
El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. El maltrato a los niños es un fenómeno universal que no tiene límites culturales, sociales, ideológicos ni geográficos; no existe país ni comunidad que escape a él, y se presenta tanto en países industrializados como en aquellos en vías de desarrollo
Datos y cifras
· Una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños. · Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia. · Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es necesario un enfoque multisectorial. · Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. · La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.
SEÑALES DE ALERTA
Las señales de alerta son signos o síntomas de disfuncionalidad o anomalía en el desarrollo físico y/o psíquico del niño, que no corresponden con el momento evolutivo del mismo y que no responden a causas orgánicas. Indican que algo sucede y que el niño está somatizando su afección. Obviamente, estos síntomas no dicen nada por sí mismos si se presentan de manera aislada y de forma puntual. Pasan a ser señales de alerta cuando:
• Van asociados (existe más de un síntoma) y/o • Son persistentes.
Las señales de alerta NO PRUEBAN una situación de maltrato, ya que pueden aparecer como síntomas de otras circunstancias, pero sí que identifican la necesidad de intervenir. Lo que sí nos indicaría la posibilidad de existencia de una situación de maltrato infantil es la actitud de los padres y/o responsables del niño ante la intervención de los profesionales de la salud. Si ante una señal de alerta, la actitud de los padres no es de solicitud, de apoyo o de colaboración ante la propuesta de intervención sino de indiferencia, rechazo u omisión de las indicaciones de la intervención, podemos pensar en una posible situación de maltrato infantil. La siguiente tabla muestra los tipos de señales de alerta ante los que el profesional debe reaccionar para descartar (o no) la existencia de una posible situación de maltrato:
TIPOLOGÍA DEL MALTRATO
Son las diferentes manifestaciones del Maltrato Infantil. En función de las características del maltrato, de la actitud de los padres /tutores y de las repercusiones que se producen sobre el niño, el Maltrato Infantil se clasifica a través de diferentes manifestaciones. La tipología que se muestra corresponde a la empleada en la práctica profesional, y es la que recoge de forma más ajustada los casos que se detectan en la población infantil. Hay que tener siempre presente que estas categorías son un acuerdo arbitrario y no son excluyentes. Se ha añadido el síndrome de Munchaüsen, que inicialmente no está contemplado en la tipología de maltrato utilizada por los servicios competentes, por ser un maltrato que se detecta principalmente desde el ámbito sanitario. Los tipos de maltrato infantil que se contemplan en este documento son los que se mencionan a continuación. Más adelante se hará una descripción de ellos.
GRAVEDAD DEL MALTRATO
En función de su gravedad el maltrato puede clasificarse en leve, moderado o severo. La valoración de la gravedad de un maltrato se puede definir por:
1. La cercanía afectiva/familiar/ambiental del agresor/a que ha provocado el maltrato. 2. El tipo de lesiones y secuelas del maltrato en el niño/a. 3. Si se trata de un hecho aislado o de una situación repetida. 4. La posibilidad de autoprotección del propio niño/a o lo que es lo mismo, la existencia de factores de vulnerabilidad tales como:
5. La inexistencia de factores protectores externos:
INDICADORES DE MALTRATO
En la práctica médica diaria la detección de maltrato requiere de la búsqueda activa de indicadores. No es frecuente que éstos sean requeridos como motivo de consulta, debido a la precaución y/o el temor del maltratador de ser "descubierto". Además no existen signos patognomónicos ni excluyentes como elementos para el diagnóstico diferencial respecto a otras causas de violencia. Asimismo, existe el temor del médico a verse involucrado en un proceso que podría tomar curso legal. Todo esto dificulta el proceso de diagnóstico de maltrato.
Los indicadores son signos objetivos que se asocian a una manifestación concreta del Maltrato Infantil. Cada manifestación o tipología de maltrato infantil tiene asociado un conjunto de indicadores que lo definen y que, a su vez, pueden clasificar el maltrato en leve, moderado o severo, en función de la gravedad del mismo. Así mismo, los indicadores de maltrato infantil tienen peculiaridades distintas en función del entorno desde el que se detecten. La frecuencia de las manifestaciones, cómo y con quién se producen son datos que habrá que tener en cuenta a la hora de considerar un posible caso de maltrato infantil.
1 - Maltrato físico
«Cualquier acción no accidental por parte de los padres/tutores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en grave riesgo de padecerlo». Los indicadores más frecuentes dentro de esta tipología son:
_ Lesiones cutáneo-mucosas _ Lesiones oculares _ Quemaduras _ Lesiones osteo-articulares _ Traumatismo de cráneo _ Lesiones genitales y anales _ Intoxicaciones _ Mordeduras _ Lesiones viscerales _ Estrangulación o asfixia _ Alopecias traumáticas
En los casos de maltrato crónico, las lesiones descritas pueden coexistir con cicatrices, deformidades óseas por fracturas antiguas o con secuelas neurológicas o sensoriales.
2 - Maltrato emocional
«Hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio, crítica y amenaza de abandono, y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde la evitación hasta el encierro) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar». Los tipos de conducta que comprende esta tipología de maltrato son:
3 - Negligencia emocional
· Desconocer las actividades cotidianas de la/el niña/o, con quién está ó se relaciona y/o a qué lugares concurre. · Justificar ese abandono por supuestas "dificultades" presentadas por el la/el niña/o. Los progenitores afirman que "no saben qué hacer". · Rechazo o retraso de atención psicológica, de iniciar un tratamiento de algún problema emocional o conductual del niño, existiendo acceso a un recurso. · Carencia de respuestas o iniciativas ante «Falta persistente de respuesta a las señales, (llanto, sonrisas) expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el niño; y falta de iniciativa de interacción y contacto, por parte de una figura adulta estable». · Los tipos de conducta más frecuentes que comprende la negligencia emocional son:
4 - Negligencia física
«Las necesidades físicas básicas del niño (alimentación, vestido, higiene, educación, protección y vigilancia en las situaciones potencialmente peligrosas, y/o cuidados médicos) no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño». Los indicadores más habituales en esta tipología de maltrato son:
Es importante distinguir el abandono físico, como una forma de maltrato, de la falta de cuidado por la escasez de recursos y las dramáticas condiciones de vida que impone la extrema pobreza. Otro elemento a considerar son las dificultades que las familias en condiciones de aislamiento geográfico y social tienen que enfrentar para acceder a la atención médica.
5 - Abuso sexual
«Cualquier clase de contacto sexual de un adulto con un niño, donde el primero posee una posición de poder o autoridad sobre el niño». El niño puede ser utilizado para la realización de actos sexuales o como objeto de estimulación sexual.
Ante toda laceración o daño en el área genital de un niño o niña que no se explique claramente como accidental se debe sospechar de abuso sexual, al igual que cuando se presentan enfermedades de transmisión sexual en un niño o preadolescente. • Las lesiones más frecuentemente encontradas son: equimosis en la entrepierna y en los labios mayores, laceraciones, sangrado, inflamación, himen perforado (en niñas), dificultad para caminar, rastros de semen y, en etapas más tardías, prurito e infecciones frecuentes, y masturbación. • Es común que el abuso sexual sostenido ocurra con un miembro de la propia familia y de modo progresivo, por lo que no necesariamente se produce violencia física. Los tipos de conducta que comprende son:
En función de la relación entre la víctima y el abusador:
Algunos indicadores que señalarían este tipo de maltrato son:
_ Comportamientos y discursos sexuales que no están de acuerdo a su edad _ Presencia de enfermedades venéreas _ Ropa interior ensangrentada o rota _ Dolor en zona genital _ Embarazo temprano _ Dificultades para relacionarse con sus pares.
Fuentes: OMS: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs150/es/ Buenos Aires Salud: http://www.unlp.edu.ar |
6 - Explotación laboral
«Los padres/tutores asignan al niño con carácter obligatorio la realización continuada de trabajos (domésticos o no) que: (a) exceden los límites de lo habitual, (b) deberían ser realizados por adultos, (c) interfieren de manera clara en las actividades y necesidades sociales y/o escolares del niño, y (d) son asignados al niño con el objetivo fundamental de obtener un beneficio económico o similar para los padres o la estructura familiar». Cualquier actividad que el/la niño/a realiza en la calle, estaciones de trenes, ventas ambulantes varias, y que lo colocan en situaciones de riesgo de ser abusada/o o ser víctima de accidentes
7 - Corrupción
«Los adultos promueven o refuerzan en el niño conductas desviadas incapacitándole para experiencias sociales normales. El hogar en el que vive el niño constituye un modelo de vida inadecuado para su normal desarrollo, por contener pautas antisociales, delictivas o autodestructivas». Los tipos de conducta que comprende son
_ Conductas delictivas, como testigo o participante _ Tráfico de drogas. _ Consumo de drogas. _ Comportamientos autodestructivos o violentos. _ Pornografía infantil. _ Prostitución infantil
8 - Abandono
«Delegación total de los padres/tutores del cuidado del niño en otras personas, con desaparición física y desentendimiento completo de la compañía y cuidado del niño».
9 - Síndrome de Munchaüssen por poderes
«Los padres o cuidadores simulan enfermedades en el niño al que someten a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generados de manera activa por la persona adulta (ej.: mediante la administración de sustancias al niño o niña)». Los indicadores más frecuentes en esta tipología son:
10 - Secuestro y sustitución de identidad
Se refiere a los casos en los que el menor fue separado de su madre ni bien nacía, para ser entregado a personal policial, a personas relacionadas con los secuestradores, a personas que realizan adopciones ilegales, para venta de recién nacidos y/o a organizaciones que se dedican a esas actividades, negando su identidad y la posibilidad de volver son su familia de origen. Asimismo incluye a los menores secuestrados con sus padres y entregados a otros sujetos no familiares.
11 - Maltrato institucional
Se entiende por maltrato institucional a cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual de los profesionales que comporte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos de la/el niña/o".
12 - Ritualismo
Se obliga a las niñas/os a participar en rituales, ceremonias o prácticas religiosas donde se somete a los/las niños/as a diferentes formas de abuso. Los indicadores más frecuentes en esta tipología son:
LA SOSPECHA
Cuando existen antecedentes o el médico, vecino, amigo, familiar, o cualquier otra persona, detecta indicadores que permiten suponer la existencia de maltrato, debe preguntarse por: 1. Las condiciones predisponentes. Estas se pueden encontrar en los padres, los cuidadores, el propio niño y la familia, y han sido descritas como factores de riesgo. Es importante investigar la existencia de situaciones tales como: si el niño trabaja, si asume responsabilidades desproporcionadas, si es llevado a consulta por adultos distintos al cuidador habitual o si hay cambios frecuentes de cuidadores. 2. Los factores o condiciones desencadenantes del maltrato. Estos pueden manifestarse como crisis generadas por eventos vitales estresantes (separaciones, duelo, encarcelamiento, patologías, desvinculación sociocultural disruptiva). Asimismo, se pueden presentar cuando la acumulación de circunstancias demanda respuesta de la familia y superan su capacidad de resolver conflictos en forma no violenta (periodos de especial vulnerabilidad, cesantía, pobreza, estrés laboral). 3. Como identificar los indicadores de maltrato, tanto en los niños como en los padres y/o cuidadores.
Indicadores en el niño
Indicadores en los padres
Consecuencias en la Salud Física
Los efectos físicos inmediatos del abuso o la negligencia pueden ser relativamente leves (moretones o cortadas) o severos (huesos rotos, hemorragias o hasta la muerte). En algunos casos los efectos físicos son temporales; sin embargo, el dolor y sufrimiento que le causan a un niño no deben ser descartados. A continuación están algunos resultados que otras investigaciones han identificado:
1 - Traumatismo craneoencefálico por maltrato. Una lesión infligida a la cabeza y sus contenidos causada por una sacudida y un impacto contundente, el traumatismo craneoencefálico por maltrato es la causa más común de muerte traumática para los bebes. Las lesiones pueden no ser inmediatamente perceptibles y pueden incluir hemorragia en el los ojos o el cerebro y daño a la médula espinal y el cuello. Hay un desarrollo cerebral significativo que ocurre durante la infancia, y este desarrollo se ve comprometido en los niños maltratados. Una de cada cuatro víctimas del síndrome del bebé sacudido muere, y casi todas las víctimas experimentan serias consecuencias de salud
2 - Desarrollo cerebral anormal. Se ha comprobado que el abuso y la negligencia de menores causan que regiones importantes del cerebro no crezcan ni se desarrollen adecuadamente, resultando en problemas de desarrollo. Estas alteraciones en el crecimiento del cerebro tienen consecuencias a largo plazo para el desarrollo de capacidades cognitivas, de lenguaje y académicas y están relacionados con trastornos de salud mental. El desarrollo neurológico interrumpido como resultado del maltrato puede causar que niños adopten un estado constante de temor, como también atributos que normalmente serian útiles durante momentos amenazantes pero que son contraproducentes en ausencia de amenazas. Algunos ejemplos incluyen la hipervigilancia, ansiedad y comportamientos impulsivos
3 - Mala salud física. Varios estudios han demostrado que existe una relación directa entre algunos tipos de maltrato de menores y la mala salud. Que experimentaron abuso de niños son más propensos a sufrir de enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares y del hígado, hipertensión, diabetes, asma y obesidad. También existe una conexión entre condiciones particulares de salud física y tipos de maltrato. Según una investigación, niños que experimentaron negligencia estaban a riesgo más alto de diabetes y problemas pulmonares, mientras que el abuso físico incrementó el riesgo de diabetes y desnutrición. Además, se ha comprobado que el maltrato de menores aumenta la obesidad en los adolescentes. Un estudio longitudinal encontró que niños que experimentaron negligencia tenían índices de masa corporal que incrementaron a una tasa mucho más rápida en comparación con niños que no habían sufrido negligencia.
Consecuencias en la Salud Mental
PrevenciónLa prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se encuentran:
· las visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e información; · la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos, y · las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención al niño. Otros programas preventivos prometedores son:
- los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato (también conocido como síndrome del bebé sacudido, síndrome del niño sacudido o lesión cerebral infligida por traumatismo). Generalmente se trata de programas hospitalarios mediante los cuales se informa a los nuevos padres de los peligros de zarandear a los niños pequeños y de cómo afrontar el problema de los niños con llanto inconsolable. - los destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia. Generalmente se realizan en las escuelas y les enseñan a los niños:
Estos programas son eficaces para reforzar los factores de protección frente al abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el conocimiento del abuso sexual y los comportamientos protectores), pero no hay pruebas de que reduzcan otros tipos de abusos. Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad (por ejemplo, reducción de la delincuencia). Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias. Para maximizar los efectos de la prevención y la atención, la OMS recomienda que las intervenciones se realicen en un marco de salud pública y en cuatro fases:
· definición del problemas; · identificación de las causas y los factores de riesgo; · creación y puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los factores de riesgo, y · difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de la aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.
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